lunes, julio 10, 2006

fubol
El álbum llegó a mis manos. Antes de viajar faltaban algunas monitas pero mi papá me prometió que para antes de comenzar el mundial estaría lleno. Y lo estaba. Las cosas se encontraban en orden, con excepción de una lámina de la mascota que estaba al revés. Claio le decía yo sin saber muy bien porque. Luego de tener en mis manos el álbum, me enteré que a mi papá se lo habían llevado, seguramente para nunca mas volverlo a ver.

Los fines de semana siempre jugaba fútbol con él, a veces luego de que jugara con sus amigos, pero siempre pasaba. Alguna vez estuvo en las divisiones inferiores de millonarios y se podía decir que tenía ideas sobre como consentir a la pecosa. Antes de mi ya rutinario viaje al llano, me prometió que cuando volviera iba a aprender a parar el balón con el pecho. Algo muy difícil si alguien ha visto mi pecho. Luego hablé por teléfono con él y lo obligue a que me llevara a un partido millonarios América, situación que dijo cumpliría. No lo hizo, pero no fue porque no quería, fue porque ya no estaba. Aunque hasta de pronto se hizo desaparecer para que no tuviera yo que verlo llorar ante lo que le corría pierna arriba a millos.

Tampoco me pudo enseñar muchas otras cosas. Ahora leo los cientos de libros que existen en nuestra biblioteca buscando una y otra vez signos de su presencia, alguna señal que me permita dialogar con él, cualquier cosa. Me siento a veces a escudriñar su archivo, lleno de notas de prensa y periódicos en los que participó durante su etapa de dirigente estudiantil, sigo las anotaciones hechas con una letra desastrosa en textos sobre de historia, filosofia y literatura. Cuando leo entablo siempre un dialogo con mi papá, hablamos por horas…

Jugué fútbol mucho tiempo, hasta que el dolor en la rodilla me lo permitió, realmente hasta que el dolor en la memoria me dio espacio para hacerlo. A los quince años deje de ir a las marchas con mi mamá, perdí contacto con ese mundo que tanto me lo recordaba, deje de leer, dejé de jugar fútbol, de ver fútbol.

Mi equipo de fútbol 5 en la U se emputa conmigo siempre porque entro nervioso a jugar. Y vivo cagandola, pero les caigo bien y no soy tan malo, así que no me sacan del equipo. Mi mama siempre me acompañaba a verme jugar en los partidos intercolegiados y eso me tranquilizaba, pero me acordaba de mi papá y se me dormían las piernas, pensaba demasiado, jugaba mal. Mi temor cuando juego no es solo por el partido, es por mi vida. Porque me da miedo morirme como él y ante todo porque me aterra la idea de olvidarme de su existencia.

En la universidad reingrese a ese mundo del que había huido. Conocí amigos de mi papá, me obligué a participar en organizaciones estudiantiles y hasta ingresar al mundo de los derechos humanos y de los movimientos sociales. Volví a leer y a jugar fútbol. Sobre todo al fútbol.

Jugar un partido me lo recuerda a él porque me hace sentir. Me duelen las piernas, se sienten los golpes, me duele la piel, me duele la vida, me duele su muerte y salgo siempre feliz. Esta ahí, no se ha ido porque no lo olvido, porque su vitalidad trasciende la violencia, su desaparición no lo ha matado, lo ha vuelto humano. Y a veces se suma, cuando el profe me da la confianza.

El mundial se cruza con la conmemoración de su desaparición. Una época que nunca es fácil y que solo se facilita sumergiéndome en los partidos, tocando un balón y tratando de adivinar quien va a ganar. Pero siempre está la posibilidad de jugar fútbol cuando se termine el campeonato. Entrar a una cancha hace que el que lo haga se olvide un poco del planeta y por un rato disfrute dando pata, insultando contrarios y buscando su humillación. Preciosos minutos. Yo siempre pienso que diría él si me viera. Que corregiría, porque se alegraría, que tipo de insultos proferiría contra mis enemigos y contra mi por huevón. Él está ahí, aún cuando me lo hayan arrancado impunemente. Por eso quiero saber donde está, que le pasó, para entender que les hizo, para poder jugar fútbol sin entrar nervioso, para poder sentirme vivo, poder llenar un álbum sin la ayuda de mi mejor amigo y poder ver el mundial de fútbol, por fin, tranquilo.

12 Comments:

Blogger juglar del zipa said...

Qué bonito. Un abrazo.

1:08 p. m.  
Blogger Unknown said...

lo que no sé cómo decir se lo diré el otro martes con un café y un cigarrillo. un abrazo, chino.

3:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues ojalá así sea.

12:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

uy, el anónimo fui yo.

12:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

TE MANDO UN ABRAZO DEL TAMAÑO DE LA LUNA... SABES QUE TE QUIERO HASTA EL INFINITO Y MAS ALLA!

10:34 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Un bonito homenaje a la memoria y a la vida. Sinceramente, que gran filigrana para poder contar cosas tan terribles y hacer que cada uno de nosotros no se haga el huevon y piense: "asi es el mundo, que se le va a hacer". Un abrazo, cuidese.

5:44 p. m.  
Blogger El Chico de la Tapa said...

Cuando le aterrizan a uno las estadísticas con historias como está, a uno a la pena, se le une la indignación, la rabia....

6:42 p. m.  
Blogger Unknown said...

off-topic: léase el último post de guano, que está como para el tema de estos días:
http://guanomierdapreciosa.blogspot.com

9:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Puedo descoordinar sí pienso mis palabras para comentarte este post. Al igual que varios, un abrazo.

9:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

QUE LINDO POST BIEN SENTIDO......
DON TOMATE LLENASTE EL ALBUM...
ABRAZO VIRTUAL

6:25 p. m.  
Blogger don tomate said...

pues bueno, 10 comentarios. muy amables señores y señoras, pensé que habrían menos

11:05 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No sé que decir, me toco mis fibras profundas, terriblemente alborotadas por una historia que siento compartimos y me hace sentir un enlace con Don Tomate extraño, pero que me regocija ... un abrazo de una hermana
Antígona Gómez

12:11 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home