la cumbre más alta es la cumbre más baja

Alguien me preguntó que hacer. Así, como si yo fuera Lenin. Entonces miré a mi alrededor para darme cuenta que no estábamos en Rusia. Y mucho menos era 1917. Y yo ni calvo ni ortodoxo. Ni bigote. Eran, eso sí, las diez de la noche y todos estaban borrachos... bueno, es que finalmente la revolución debió comenzar así...con un grupo de borrachos preguntándose que hacer. Hay que estar pendiente, porque en el momento en que a evo morales y a Martino les de por bajarse una Botella de Pisco no los para nadie y entre la bilis, la arenga y el corte de ruta encontrarán que hacer.

Yo se que por ejemplo pareciera que Chavez está loco, pero no. La verdad es que está borracho. Solo es cosa de oírlo y se le nota en la tonadita insoportable de su voz. Pero es que el alcohol le da la claridad que no pudo tener en tantos años. Seguramente lo aprendió en la cárcel, mientras oía a otro gran borracho, Alí primera, cantando sus tristezas, mostrando su dolor, gritando su esperanza. Tanta incoherencia junta no puede sino surgir del brillante cerebro de una persona trastornada por el efecto de litros y litros de licor.

Y es que por eso estoy apunto de pensar que si existe algo peligroso para la izquierda es el vomito. Al final la tortura, la desaparición y el hostigamiento cotidiano son jugarretas absurdas al lado de un revoltoso convencido a punto de perder toda una noche de arduo trabajo de alteración mental por culpa de las ganas de vomitar. Me atrevo a decir que si existe algo revisionista en el planeta es el hecho de siquiera pensar en dejar de tomar. Por eso para la realización de la anticumbre se llevó a cabo un acto de solidaridad único. Cada persona ahorró unos centavitos y mandó al menos una cerveza a Mar del plata, para que los de la cumbre tuvieran claro que si hay algo que no van a encontrar es niveles de conciencia. Pura inconciencia, pura demencia desbordada, solo incoherencia en cada presentación, pura ira en cada acción, creación aleatoria y contingente, imaginación. Que cada llanto sea producto del alcohol, que cada “yo a usted lo quiero mucho compañero” este seguido de unas fallidas ganas de vomitar, que cada marcha se fundamente en el desorden.


Es que los movimientos sociales deberían vivir borrachos, así por lo menos a las diez de la noche sabrían que hacer.

P.d: la cumbre de los pueblos se levanta en serio, y cada noche deja tantos borrachos como es posible, cosa que vayan sabiendo que hacer.