los trapitos

Me cansé del anonimato. Eso de que nadie me conozca es una mierda. Ya entendí porque la gente sale en bola a correr en los partidos. Pura necesidad de reconocimiento. Yo acabo de decidir que quiero ser famoso. Pero no cualquier famoso. Yo quiero ser como martín lutero el rey o como el ché. Quiero ser zapata, quiero ser marcos, quiero ser la síntesis histórica de la rebelión.

Eso en Colombia solo se logra destruyendo al enano, algo que es todo un reto. Pero seguro su aniquilación no se consigue matándolo, ni sacándole los trapitos al sol. Por lo menos no esos guardados perversos que debe tener. Los trapitos que hay que sacarle son los calzoncillos. La única manera de desprestigiar su mágica figura es mostrándole al mundo las tangas de tigre y cebra y los calzoncillos con figuras de los teletubbies. O del tío sam, o del tío tubbie, de los tiotubbies.

Tengo dos propuestas para realizar eso, seguro que cuando lo haga me gano la presidencia. Como Evo. La primera es escabullirme hasta el cuarto donde duerme con una cámara de algún noticiero y escudriñar en las gavetas. Quien sabe, tal vez me encuentre algo mas oscuro. Luego la ropa limpia me la pongo en la cabeza y salto sobre la cama del enano mientras canto los pollitos dicen. La segunda es esperar a que los militares lo inviten a marchar. Estando en esas me disfrazo de melvin o del tigre de las zucaritas ( para demostrar el tigre que soy y lo que puedo lograr). Cuando esté marchando salgo corriendo y antes de que me agarren a bala o me metan a la cajita de torturas le bajo los pantalones a Uribe y trato de huir. Cuando me agarren -porque de esa no salgo ileso- comienzo a gritar que en este régimen narco-paramilitar y fascista uno ni bajarle los pantalones al presidente puede. Eso hace parte de mi ley de garantías.