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Los intereses geopolíticos han cambiado. El nuevo orden mundial se ha redefinido y con esto la estrategia para mantener la seguridad, estabilidad y posibilidades reales del orden geopolítico.

La idea de contención se ha multiplicado, se ha difuminado y se expande ya no a unas cuantas regiones, sino a la totalidad del planeta. Y es que ahora sabemos que existen múltiples amenazas a la estabilidad de la democracia y nuestro tan querido mercado mundial.

Como lo dijo muy bien Winston Santos, en los límites con Arauca, en el patio de un prostíbulo y bajo el atrio donde se realizan sacrificios de mujeres vírgenes, Venezuela explota uranio que luego enriquece en un ritual maligno comandado por Osama Bin Laden quien ahora vive en la serranía de la Macarena rodeado de actrices porno también enriquecidas por el uranio.

Ojalá tanta cosa mala acabara ahí. Se sabe muy bien por informaciones clasificadas pero de muy buena fuente, que en Bolivia hay una embotelladora fantasma de Coca-Cola cuyo proyecto es el de matar de una sobredosis de hoja de cocaína a los Estadounidenses. Este proyecto se articula perfectamente con el de los mofins de zanahoria que Hezbollah exporta a Estados unidos contieniendo pequeñas cantidades de arsénico para acabar con la población de Washington en 40 años…como lo leyeron, nada mas ni nada menos que cuarenta años…de 40 en 40…

Hace un par de meses, al pentágono llegó la información de que los indígenas del amazonas estaban creando un nuevo tipo de mico, un mico-bomba que pretendía destruir las reservas energéticas de la zona, y que con su nueva tecnología del proyecto clave “CR-BA-TA NA6722” tienen pensado realizar un ataque masivo a todas las empresas que tienen intereses en la zona. Malditos indios de donde habrán sacado esa vaina.

La respuesta es sencilla…Bin Laden…