sábado, septiembre 17, 2005

relatoria de una discusión sobre la enajenación de la papa extraterrestre
Después de la primera cerveza el espacio se resignifica. Es la construcción social del espacio de la que habla lefevbre la que se pone en marcha, no con la disposición de los cuerpos sino con la experiencia en el lenguaje. Giro lingüístico llamarían algunos, y en cierta medida lo es. El alcohol le da una nueva dimensión a los sentidos y todo comienza a verse de una manera diferente. La lengua se suelta, y ahí están los mismos cinco maricas que han institucionalizado la decadencia en la mitad de la semana. Pero todo comienza de una manera formal, con los cigarrillos sobre la mesa y el cenicero limpio, mediana concentración y la capacidad de todos para escucharnos. Pero la cerveza se comienza a acabar, el color de la piel cambia y el calor hace que comencemos a despojarnos de nuestras ropas. La conversación se pone cada vez mas estúpida y las pretensiones de seriedad son sofocadas por la risotada incontrolable de cada uno de los sujetos en la mesa.

El ritual es claro. La botella frente a cada uno y las colillas agonizando porque nunca, por mas que lo intente, se apagan bien en el primer intento. Fin de la cerveza y receso. Silencio momentáneo…sonrisa y mirada a la pared…reconocimiento de la sed…alguien comienza a ponerse ansioso…el cuerpo ruega por alcohol…alguien sabe que tiene que preguntar algo pero le da pena pues estamos en un ambiente estúpido, el inevitable ritual de la cerveza…buscamos en nuestro cerebro el hilo de la conversación, nos damos cuenta que eso se perdió hace mucho y necesitamos mas alcohol. Fin del receso. Más cerveza.

Después de unas horas la mesa está húmeda, ya alguien regó y se mantienen los rastros de la espuma. Las botellas se juntan y se inspeccionan con algo de nostalgia. Hace más o menos media hora se hizo la pregunta asesina. “pero bueno, a usted al fin no le entendí a que se refería con eso del biopoder. Porque claro, yo sé que Foucault…” JUEPUTA!!!!!!!!!!!!!!!! Todo estaba tan bien, tan poco claro y tan disperso. Nos reíamos hasta la perdida de la conciencia, hasta las lagrimitas, hasta el espasmo. Todos gritábamos como niños y nos burlábamos de nosotros mismos, en cada palabra y en cada acción solo había un maravilloso acumulado de creatividad en función del ridículo. Y estábamos felices. Ahora las cosas han cambiado. Maldita cerveza. No, no es su culpa, ella solo es manoseada, ultrajada por los serios de este mundo.

Así que ahí estamos los cinco mismos maricas de siempre. Pero ahora no gritando, sino esperando la maldita respuesta, sabiendo que no hay marcha atrás. Que estamos cruzando al umbral de la coherencia del que tan difícil nos es huir. En este momento estoy rogando, mientras los escucho hablar, que llegue un escuadrón de paramilitares y nos mande a dormir (los niños buenos se acuestan temprano, a los niños malos los acostamos nosotros. Bella propaganda de AUC inc.).

No estoy poniendo atención, pero ya las caras comienzan a contraerse, se absorben los pensamientos, un receso más. Realmente no pongo atención, hasta que alguien, muy amable el cabronzuelo, decide incluirme en una conversación de la que no quiero hacer parte.

A partir de ese momento todo deja de tener sentido para mi. Ahora hay que responder preguntas expresadas en el lenguaje del alcohol “juepu….es que yyi crea que eso dbriea pnsraes de tra mara”. Limpiar la hermenéutica del vomito y pensar en el fetichismo del aguardiente. Y tratar de sostener una conversación coherente sobre las formas cotidianas de resistencia a los rechazos femeninos. Así queda todo, medio perdido, mientras comienza a caer la gente sobre la mesa, con las mejillas sobre los rastros de alcohol y la incapacidad de moverse. Menos mal, mas bonito así.

8 Comments:

Blogger David Motta said...

Siempre y cuando no salga como tema de conversación el conflicto Irán EU que se avecina no se ha alcanzado un punto tan alto de incoherencia...

12:30 a. m.  
Blogger Mr Brightside said...

Para mi, se alcanza el climax cuando se empieza a hablar de mierda (heces fecales). Ese es el grado de estupidez graciosa mas grande que se alcanza cuando se bebe con los maricas amigos.
Luego la vaina siempre degenera en algun maldito tema serio. En nuestro caso es casi siempre el hecho de que Kiny odia su profesion y la poca moral y nosotros conveciendolo de que el fin esta cerca....
"Cortenme las piernas que quiero que todo sea mas dificil para que sea mas meritorio..."
Gritaba mi hermano cuando recien habia leido El Elogio de la Dificultad
Ah bestias

9:47 a. m.  
Blogger mundochacalblogspot said...

feliz grado don tomate. tendremos que volvernos a ver en otro umbral de la incoherencia. (otra fiesta de niñas bien... buenas).

Por ahi publique una lista musical que quizas sea de su interes.
Saludos.

2:43 p. m.  
Blogger sci_factor said...

Congratulations en tu dia tomato. Ojala me emborrachen cuando me gradúe el otro semestre con una manada de desconocidos. Sobre mi, ya me estoy acostumbrando a llegar a pie a la casa despues de jartar. De hecho ya me estoy acostumbrando a jartar.

5:16 p. m.  
Blogger Mr Brightside said...

OIga si Tomate, felicidades en su grado a ud y al Boticario, y al otro que se va a graduar con extraños.

10:03 p. m.  
Blogger don tomate said...

muchas gracias por las felicitaciones, como diria la canciocita "annyversary for an uninteresting event"

12:01 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Graduados, sobrepasé una vez más el umbral. Ya estoy de regreso...creo

11:21 a. m.  
Blogger don tomate said...

no podría estar mas de acuerdo con usted guille. usted además tiene una virtud académica, y es que dos de los temas mas agradable en la mitad del alcohol son temas de investigación de su interes. futbol y sexo, en cambio a mi, petroleo, jueputa, petroleo....y ya le habia dicho, feliz grado, no solo a usted sino a todos los que tuvimos que soportar tanto tiempo de penumbras

11:58 a. m.  

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